Corría el año 1642, en su penúltimo día del mes de julio, cuando se juntaron en Cabildo los Justicias y Regentes de esta villa para decidir que no se celebrara corrida de toros, habida cuenta de que algunos vecinos habían comprado un toro para jugarlo y matarlo en la plaza pública y, además, habían traído los palos para hacer las barreras. Es decir, estaba todo preparado en Valverde para una de las primeras corridas, aunque solo fuera de un toro. No creemos, sin embargo, que esta fuera la primera vez que esos antepasados valverdeños se dispusieran a jugar toros, porque en ese caso las autoridades se hubieran opuestos más rigurosamente y alegando otros motivos distintos a los que en esta ocasión se expresan en las crónicas. Las razones que expone el Cabildo para su prohibición son éstas: El Rey Felipe IV está fuera de su casa, en campaña bélica y no está bien que en esta villa se hagan fiestas de toros. Pero hay además otras razones, como que el Duque de Medina Sidonia señor de Valverde, ha sido detenido y que muchos valverdeños están enrolados en las milicias combatientes. Los que no cumplan con esta prohibición, los insumisos, dicen los documentos, tendrán que pagar mil maravedíes de multa y tres días de cárcel. No creemos que en aquellos tiempos y en una comunidad de vecinos poco numerosa, desafiaran esos compradores del toro a los poderes públicos.
Escudo de la Casa de Medina Sidonia (Iglesia Parroquial de Santa Catalina) del que proviene el escudo de Valverde.
Setenta y cinco años más tarde, en 1717, y en 19 de agosto, cuando Valverde había casi doblado su población (4.000 habitantes), aparecen tres aficionados, y vaya si tenían que ser aficionados: Gregorio García, Román Márquez y Juan Romero. Son dignos de ser citados por sus nombres, porque constituyen el primer grupo, documentalmente conocido, que se hace responsable de un festejo taurino. Y podríamos decir también, que con ellos nace la primera Peña Taurina Valverdeña de la historia o la primera Empresa Taurina Valverdeña. Ellos exclusivamente se hacen responsables, ante escribano público y del Cabildo, al margen de subvenciones ni ayudas de ninguna clase. El compromiso contraído suponía hacer frente a todos los gastos y costos de encerrar los toros, pagar los que matasen, perdiesen o lastimasen, y toda la tramoya para montar y desmontar la plaza y traer y llevar a las reses del campo a la plaza y viceversa. Y, además responderían de los posibles daños a personas o enseres. Poco menos que si fuesen una compañía de seguros a todo riesgo.
Un año más tarde, en 1718, se autoriza otro festejo, que podríamos llamar festival benéfico, ya que el beneficio monetario se dedicaría a sufragar “la nueva capilla” que se estaba erigiendo en la calle Peñuelas, para colocar en ella el “Altar, cuadro y retablo del misterio de la Santísima Trinidad”.
Ermita de la Trinidad retablo y cuadro. http://www.devalverde.es/
En 1729, según acuerdo del 7 de diciembre, se libran 15 reales a favor de Amaro Gómez Alamillo, carpintero que había hecho el andamio donde el Cabildo estuvo asistiendo a las corridas de ese año. El dos de mayo de 1732 se disponen hasta tres días de toros. Era mucho más que una feria, porque había que celebrar a bombo y platillo el que Valverde se convertía en villa de por sí, libre de la jurisdicción iliplense, con facultad para nombrar alcaldes y corregidores, entre otros privilegios.
También en este año, el treinta de julio, tomó posesión en Sevilla del cargo de Asistente de la ciudad y Superintendente General de los cuatro Reinos de Andalucía, el valverdeño don Rodrigo Caballero y Llanes, que estando de Corregidor en Salamanca y bajo su iniciativa se empezó a construir la Plaza Mayor.
Unos años más adelante (1751), la hermandad de Santa María de Jesús recibe como limosna el fruto de la fiesta de toros, uno de muerte, organizada para que sirviera de común regocijo, al acceder al Consejo de Castilla el valverdeño don Pedro Castilla, sobrino de don Rodrigo Caballero.
Valverde había ido creciendo y era el mayor núcleo urbano del Condado. Mientras Huelva tenía 700 vecinos y Niebla 230, Valverde contaba con 1200 vecinos, que eran 6000 habitantes aproximadamente.
En 1760, cuando se acomete la reforma de la iglesia parroquial, deteriorada por el terremoto de 1755, se autorizan una o dos corridas de toros para recoger limosnas. Al parecer hubo algunas más con esta finalidad, ya que “se sigue un general regocijo a toda la república” y todos pueden colaborar voluntariamente. El lugar de celebración es la plaza pública, donde se mandan instalar los andamios.
Existe un testimonio escrito, según el cual, se comunica en 1778 a D. Pablo de Olavide, Don Pablo de Olavide, Intendente de los cuatro reinos de Andalucía nombrado el año anterior Asistente de Sevilla, gran promotor de las corridas de toros, que cada año se celebraban una o dos corridas en las que se mataban uno o dos toros pertenecientes en su mayoría a vecinos de la villa. Por esas calendas pastaban en el término de Valverde, 46 vacadas con 2170 reses. Con esta abundancia de ganado y sabiendo que con la fiesta de toros “se sigue un gran regocijo” es fácil comprender que seguirían los festejos a lo largo del siglo, interrumpidos únicamente por las prohibiciones de Carlos III y Carlos IV.
Tal vez, al haberse terminado la gran obra de la Parroquia y las capillas, las fiestas de toros quedarían para las fechas feriadas que tan movibles y oscilantes resultaron.
Antes de 1888 en que se estableció definitivamente la feria para los días 15, 16 y 17 de agosto, ésta se celebró por San Pedro, por Santiago, por San Miguel y hasta en los últimos días de septiembre y 1 de octubre.
Pilar de la charca construido para la feria deganado de 1888.
Como hemos señalado antes, todos los festejos taurinos celebrados antes del siglo XIX y en el primer tercio de éste, se hicieron en la plaza pública, llamada del coso. Para esto se cerraban las calles de acceso con talanqueras, barreras y vallas, y se instalaban andamios desde donde las autoridades presenciaban los Pero llega el momento en que algunos ganaderos ven la necesidad de “formar un circo en terreno de su propiedad, de que usar para los capaderos, quita de cencerros, retajos y demás operaciones que necesita el ganado vacuno, las que suelen concluirse con el capeo de becerros y novillos que sus amos ponen a prueba para destinarlos o no a bueyes”.
La Plaza de Toros de Valverde del Camino se inauguró en el año 1828.
Plaza de toros plano Este circo o plaza “está (se lee en el Registro de la Propiedad) en la calle Carpinteros de Valverde del Camino en el cercado llamado el Matadero. Linda toda la plaza con las tres casas que le son accesorias por el Levante... que están en la calle Real de Arriba, por el Sur con el frente de la calle Carpinteros, y por el Norte y Poniente con el cercado del matadero”.
Uno de los ganaderos citados es Cristóbal Arrayás Vizcaíno, quien en 1827 lega en testamento a su hijo la parte que le corresponde en la plaza de toros que, al decir suyo, poseía en compañía de su suegro Diego Martín Vizcaíno. Se sabe que este Diego Martín era Alcalde Mayor en 1813 y que vivía en el Valle de la Fuente, en la casa conocida por “el Convento”. Es un rico terrateniente que entre 1819 y 1832 compra una fanega de tierra en “Era del Matadero”, dos en “Cruz del Matadero”, lindante con un cercado de su propiedad, un cercado en “Viña Fiscal”, una fanega en los “Riscos del Tintor” y tres en “Mesa de las Adelfillas”. De este modo, todo el norte de la Villa pasó a su propiedad; y en ella se construye la plaza de toros.
Esto explica que en 1840, a sus 78 años, haga testamento en el que hace constar: “Es mi voluntad que el solar de la plaza de toros, que me corresponde exclusivamente, se le adjudique a mi hija Gregoria, mujer de don Antonio Vázquez, en pago de legítima y por la cantidad de tres mil reales”.
Algunos años llevarían ya utilizando la plaza los ganaderos valverdeños, cuando consideraron que la plaza construida era muy apropiada para celebrar corridas y divertir a los aficionados de la villa.
Movidos por estas consideraciones y estimulados por su propia afición, solicitan del Ayuntamiento, en marzo de 1827, autorización para celebrar corridas de toros en su plaza. Acepta el Ayuntamiento este reto y, después de los trámites ineludibles ante los organismos superiores, en abril del año siguiente se consigue la licencia pertinente para celebrar 24 corridas de novillos en seis años, sin toros de muerte y aplicando el beneficio a los presos pobres. En todo este reparto debió representar papel de protagonista Diego Martín Vizcaíno, ya que en 1830 protestó ante el Ayuntamiento por no haberse celebrado las corridas del año 1829, y se comprometió a organizar los espectáculos por su cuenta y riesgo.
En 1831 tenemos al primer empresario forastero, don Miguel Antonio Cadaval, vecino de Sevilla, que arrienda la plaza por dos meses y medio en 700 reales. Diego Martín aparece en este negocio como fiador. Las corridas se celebraron los días 13, 14, 15 y 16 de agosto.
Quizás por ser Diego Martín el que organizó las corridas del año 1832, ha sido posible hallar entre los papeles de sus herederos una información más amplia sobre los festejos de este año, que se celebraron los días 16, 17 y 18 de septiembre. Los dos primeros días fueron corridas de toros y el tercero, una capea de precios “más moderados”.
corrida antigua
Los toros anunciados pertenecían a tres ganaderías distintas, re El primer documento-cartel que se conserva es el del año 1832, en el que se celebraron tres corridas durante los días 16, 17 y 18 de septiembre y en las que actuó de matador el muy acreditado y conocido (como dice el cartel) Manuel Lucas Blanco de Sevilla. Los picadores fueron, Antonio Sánchez “Poquito Pan” y Francisco Moreno, ambos de Sevilla. Otro cartel interesante que se conserva es el del año 1863, en el que las corridas fueron los días 15 y 16 de agosto y se lidiaron toros del ganadero valverdeño D. Cristóbal Arrayás y López con divisa blanca y encarnada. El espada fue Agustín Perera y de sobresaliente Manuel Gamero. Los banderilleros fueron Fernando Fernández “El Cuco”, Manuel Gamero, Cipriano Sánchez y Manuel Buzón y de picadores actuaron Antonio Lemos y Manuel Gómez “Cageta”. A lo largo de la historia de esta plaza casi bicentenaria, como podemos ver en el interesante libro “Los Toros en Valverde del Camino” de José Antonio Romero Domínguez y José Sánchez Borrero, han pasado por ella las más importantes ganaderías y la mayoría de los afamados espadas en sus distintas épocas.
El 15 de agosto de 1904, Manuel Mejías Rapela “Bienvenida”, llamado también “El Papa Negro”, cortó en esta plaza la primera oreja que en ella se otorgaba, pues antes no era costumbre entregar trofeos. “Bienvenida”, que entonces era novillero, actuó esa tarde mano a mano con su hermano José y dice la crónica de “El Noticiero Sevillano” de fecha 16 de agosto de ese año: “Mostróse incansable en la brega, muy valiente en banderillas, y a su segundo bicho, el tercero de la tarde, lo trasteó con arte y lo envió al desolladero de un soberbio volapié que le valió la oreja y gran ovación. Al terminar la corrida fue sacado de la plaza en hombros de sus admiradores”.
El día 15 de agosto de 1920 es una fecha a tener en cuenta en la historia de esta plaza, pues ese día vistió por primera vez el traje de luces Manuel Báez “Litri” que actuó con Rafael Posada, lidiando novillos del ganadero valverdeño don Manuel Castilla y en el año 1947, el 17 de agosto, también vistieron por primera vez el traje de luces Miguel Báez “Litri” y Juanito Posada, que actuaron con José Utrera “Costillares” y matando erales de D. Gerardo Ortega.
Aunque hay muchas fechas importantes para recordar de la historia de esta plaza, no queremos dejar de mencionar las ferias de los años 1971 y 1972 en las que los aficionados pudieron ver en este ruedo a figuras de la talla de Curro Romero, Paco Camino, José María Manzanares, Angel Teruel, Manolo Cortés, José Luis Galloso, y los rejoneadores Angel y Rafael Peralta, Alvaro Domecq y José Samuel Lupi.
Hay que destacar también las últimas ferias que se han celebrado, con carteles muy interesantes, en los que han destacado las corridas que se han lidiado de los Hijos de don Celestino Cuadri, con varios toros de vuelta al ruedo y en el año 2002 el indulto del toro “Revisor”, primer toro, y único hasta la fecha, que se ha indultado de esta ganadería. En estos años hemos podido ver en esta plaza a figuras como Luis Francisco Esplá, Tomás Campuzano, Raúl Gracia “El Tato”, David Fandila “El Fandi”, Eulalio López “El Zotoluco”, Eduardo Dávila Miura, Uceda Leal, José María Manzanares (hijo), etc.
El año 2003, celebró esta plaza sus 175 años. Durante todos esos años se han dado toros ininterrumpidamente, siendo el único caso en la provincia de Huelva. Con motivo de este aniversario, y a lo largo de todo el año, se celebraron distintos actos extraordinarios. El pregón de ese año estuvo a cargo de José Sánchez Borrero y José Antonio Romero Domínguez, que dejaron constancia de la antigüedad de la plaza con documentos encontrados en los archivos municipales. En ese año se celebraron dos corridas de toros y una novillada con picadores. En la corrida del día 16 de agosto, en la que actuaron José Luis Moreno, Luis Mariscal y Rafael de Julia se celebró de manera especial este 175 aniversario, apareciendo la plaza bellamente adornada y vistiendo los toreros el traje goyesco.
En los años 2000 al 2004 ha sido galardonada la afición de Valverde del Camino con el premio a la “Mejor Afición” de la provincia. Premio que otorga anualmente la Junta de Andalucía.
En este año de 2008 en el que la plaza cumple sus 180 años, la Empresa Taurina nos ofrece los siguientes carteles: día 14 de agosto (jueves), novillos de Prieto de la Cal para los novilleros José Caraballo, Diego Lleonart y Miguel Angel Delgado. Día 15 (viernes), toros de Adolfo Martín para Javier Valverde, Fernando Robleño y Manuel Jesús Pérez Mota. Día 16 (sábado), toros de Hijos de D. Celestino Cuadri para Pepín Liria, Rafael de Julia y Salvador Cortés. Y terminar la feria el domingo 17, con la clásica y tradicional becerrada del "Salto a la Fama". Unos buenos carteles para celebrar en nuestra plaza este 180 aniversario.
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