sábado, 18 de abril de 2009

Silencio por un torero

La base del toreo del Siglo XX.


La tarde del 16 de mayo de 1920 no figuraba Joselito en la programación de Talavera de la Reina, una plaza de tercera categoría. El cartel original lo integraban Rafael Gómez "El Gallo", Ignacio Sánchez Mejías y Larita. Joselito, enojado por lo que consideraba un trato ingrato por parte de la afición madrileña, había roto su contrato para torear ese mismo día en Madrid. Fue incluido a última hora para el festejo talaverano, en un mano a mano con su cuñado Ignacio Sanchez Mejías, en una corrida apadrinada por su amigo el crítico Gregorio Corrochano. El quinto toro, «Bailaor», de la ganadería de la señora viuda de Ortega, pequeño y burriciego (sólo veía de lejos), lo embistió, causándole una cornada en el vientre que le produjo la muerte.

En el medio taurino, acostumbrado entonces a los rumores sobre falsas cogidas, reinó el desconcierto y luego la estupefacción al conocerse la noticia de que un toro había matado a Joselito el Gallo, considerado ya entonces un monstruo sagrado y un genio de la fiesta. Su relevancia quedó ilustrada en el pésame que enviase el gran torero cordobés, ya retirado, Rafael Guerra "Guerrita" a su hermano Rafael Gómez "El Gallo": «Impresionadísimo y con verdadero sentimiento te envío mi más sentido pésame. ¡Se acabaron los toros!»

Nuestra Señora de la Esperanza Macarena vistió de luto por su muerte, por primera y única vez. Desde entonces, es costumbre interpretar en las plazas el pasodoble Gallito (aunque se compuso originalmente en honor de su hermano mayor) cada aniversario de la cogida. Muñoz Seca le dedicó unas quintillas ese mismo año, que menciona Cossío y que se convirtieron en un pasodoble, recientemente descubierto.[1]

Joselito se encuentra enterrado en el Cementerio de San Fernando de Sevilla, donde tiene un mausoleo financiado por suscripción popular y realizado por el escultor valenciano Mariano Benlliure.


La tarde del 16 de mayo de 1920 no figuraba Joselito en la programación de Talavera de la Reina, una plaza de tercera categoría. El cartel original lo integraban Rafael Gómez "El Gallo", Ignacio Sánchez Mejías y Larita. Joselito, enojado por lo que consideraba un trato ingrato por parte de la afición madrileña, había roto su contrato para torear ese mismo día en Madrid. Fue incluido a última hora para el festejo talaverano, en un mano a mano con su cuñado Ignacio Sanchez Mejías, en una corrida apadrinada por su amigo el crítico Gregorio Corrochano. El quinto toro, «Bailaor», de la ganadería de la señora viuda de Ortega, pequeño y burriciego (sólo veía de lejos), lo embistió, causándole una cornada en el vientre que le produjo la muerte.

En el medio taurino, acostumbrado entonces a los rumores sobre falsas cogidas, reinó el desconcierto y luego la estupefacción al conocerse la noticia de que un toro había matado a Joselito el Gallo, considerado ya entonces un monstruo sagrado y un genio de la fiesta. Su relevancia quedó ilustrada en el pésame que enviase el gran torero cordobés, ya retirado, Rafael Guerra "Guerrita" a su hermano Rafael Gómez "El Gallo": «Impresionadísimo y con verdadero sentimiento te envío mi más sentido pésame. ¡Se acabaron los toros!»

Nuestra Señora de la Esperanza Macarena vistió de luto por su muerte, por primera y única vez. Desde entonces, es costumbre interpretar en las plazas el pasodoble Gallito (aunque se compuso originalmente en honor de su hermano mayor) cada aniversario de la cogida. Muñoz Seca le dedicó unas quintillas ese mismo año, que menciona Cossío y que se convirtieron en un pasodoble, recientemente descubierto.[1]

Joselito se encuentra enterrado en el Cementerio de San Fernando de Sevilla, donde tiene un mausoleo financiado por suscripción popular y realizado por el escultor valenciano Mariano Benlliure.

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