viernes, 12 de noviembre de 2010

25 AÑOS ATRÁS...


Pedro Santiponce, Vicente Parra, Antonio Mondéjar y Cipriano Díaz


En la noche de ayer, como ya anunciamos, tuvo lugar en el Teatro Municìpal de Valverde del Camino una mesa redonda titulada "Antonio Mondéjar, 25 años después", con la participación de Cipriano Díaz, Vicente Parra, el banderillero Pedro Santiponce y el protagonista, actuante en la novillada del 16 de agosto de 1985, Antonio Mondéjar.

La mesa redonda, que comenzó con media hora de retraso, estuvo moderada por Vicente Parra quien junto a Cirpiano Díaz nos trasladaron 25 años atrás, contándonos los entresijos de última hora sobre la organización de aquella novillada que se celebró con un cartel completamente disitinto al que en un principio se anunció.

Todo ello sirvió para poner el toro en suerte y dejar que Antonio Mondéjar contara de primera mano sus impresiones sobre aquel día que recuerda prácticamente como si hubiera ocurrido ayer. El murciano nos contó como su apoderado, Manolo Acevedo, le llamó a Murcia la noche antes para sustituir a Rafael Camino, que tuvo que ser operado de urgencias en Francia por un dolor de apendicitis. Sin embargo, cuando llegó a Valverde el 16 de agosto a las 4 de la tarde, después de más de 10 horas de viaje, se encuentra con la sorpresa de que en un gran cartel se anunciaba, en la puerta de la plaza de toros, que dicho novillero mataría los seis novillos en solitario y para colmo de males la ganadería no era la de Carmen Villadiego, anunciada en primer lugar, sino la de... D. Tomás Prieto de la Cal. Imagínense como estaría el torero por dentro. Mejor no pensarlo.

Antonio se armó de valor, como tienen que hacer los buenos toreros, y él en aquella época era de los de arriba de su escalafón, y toreó una novillada cargada de complicaciones y con un trapío de una corrida de toros para plaza de primera categoría. El primero de la tarde fue el único que no estaba errado con la A de la ganadería onubense, en su lugar lidió un novillo de Soto de la Fuente al que le cortó una oreja, que resultaría la única que cortara en aquel festejo ya que al sexto, el mejor del encierro, no pudo matarlo porque le propinó un fuerte golpe en la mandíbula que le hizo perder el conocimiento y cuando despertó se encontró "en una enfermería que debía estar en un colegio porque recuerdo ver incluso una pizarra" (se econtraba en el cine, la Sala Tifanny`s).

La velada de anoche fue dinámica, entretenida y permitió al publico que llenaba la sala 2 del teatro, rememorar con todo lujo de detalles, todo lo que ocurrió en menos de 24 horas y que tuvo como protagonista a este murciano que reconoció la importancia que personalmente tuvo para él en su carrera dicha novillada.

Pedro Santiponce puso la nota más divertida de la noche al contar con un estílo propio, como aquel banderillero que iba en las filas de, nada más y nada menos, Paco Ojeda en 1985, se vino a Valverde para torear por la amistad que tenía con el torero y su apoderado incluso sin cobrar, después de haber echo frente durante toda la tarde a los antagonistas que salieron por la puerta de toriles.

Al final José Mª Conejo le entregó una placa recordando dicha novillada y agradeciendo su presencia en estas XII Jornadas Taurinas Valverdeñas, organizadas por la peña "Palco de Ganaderos".

Fotos: Gilberto Hernández





1 comentario:

Anónimo dijo...

Me acuerdo de aquella tarde -¿ya hace veinticinco años?- porque pasé miedo en el tendido. Un miedo frío, tangible y estremecedor, que me hacía volver la cabeza para no ver lo que intuía en cada arrancada del toro. Me alegré cuando a Mondejar se lo llevaron, en serio, porque suponía el fin de su calvario y la tranquilidad de mi ánimo. Por eso creo que Valverde le debía un homenaje, ya que en veinticinco años ninguna empresa se acordó de él, que yo sepa, para incluirlo, con todo merecemiento, en una feria. Hubiera sido justísimo verlo en algún cartel para que pudiera lucir lo que no pudo aquella tarde aciaga de gladiador. Lo veo en la foto que publicas y no me parece aquel "pasto de toro" de mirada ida en algunos momento. Me alegro de que todo le vaya bien. Conocí algunos años más tarde a El Niño del Arahal tras una cervezas en la feria de su pueblo y hablamos de aquella tarde de miedo, de impotencia, de ilusión, de cabrones que andan sueltos por las ferías taurinas y que compran barato la carne de torero...; tarde de la que no obtuvo ningúna proyección profesional, quiza por falta de arte o de técnica o de la injusticia inherente a este mundo. No he vuelto a verlo ni sé nada de él. Hubiera sido bonito que lo hubierais traído tambien. De los torero que se cayeron de cartel, debo decir que los borré de mi lista de favoritos: Ni uno siquiera llegó a cuajar. No obstante, se libraron de la encerrona que les perpetró la empresa aquel año. Yo no los recuerdos, ni siquiera sus nombre, pero a Mondéjar no lo olvido.